jueves, 26 de febrero de 2009

El Muro de los lamentos




















Visitando el Templo de Jerusalén, en el Muro de los lamentos, me acerqué a orar al Dios Eterno, y al estrechar mi mano contra el muro y elevar mis ruegos al cielo, sentí una cálida emoción de que se me estaba esperando, de que tenía alguna vez de llegar a este sitio sagrado y sólo me puse a llorar unos momentos y dar gracias por poder estar en Tierra Santa, tener la familia que tengo, mi trabajo, y rogar sus bendiciones de salud para todos nosotros en especial para mi madre y nuestros familiares, hermanos y semejantes que nos aquejen enfermedades y otros desafíos, dejé también escrito sus nombres en un papelito que introduje en algún intersticio entre sus piedras como se estila en los sagrados templos.









Hay una historia acerca de la construcción del Templo Sagrado (un importante centro espiritual del mundo) en Jerusalén. De acuerdo con antiguos textos, las piedras más hermosas fueron recolectadas para su edificación. Durante la construcción, los trabajadores encontraron una piedra tan fea que la separaron y pusieron en un montón de desechos. Cuando el Templo estaba por terminarse, encontraron que faltaba una piedra en una esquina diminuta de la parte más importante del edificio, lo que los kabbalistas llaman el "Santo Santuario" (la cámara sagrada más interna) No sabían qué hacer porque ya no tenían piedras.

Finalmente, un hombre recordó la piedra fea que habían desechado antes, y la recuperó de la basura. No sólo sirvió, ¡sino que encajó a la perfección! El Rey David, incluso, escribe un verso describiendo la escena, "la piedra que los constructores despreciaron se convirtió en la piedra angular".

Una de las tretas más grandes que nuestro lado negativo usa es convencernos de que no somos merecedores. Pensamos que otros están más informados y son más aptos para hacer cosas grandiosas mientras que nosotros estamos de alguna manera limitados en cuanto a las cosas que podemos lograr. Pero como nos enseña esta historia, lo más bajo puede convertirse en lo más alto, porque cada uno de nosotros tiene un don único y sólo nosotros podemos compartirlo con el mundo.




El Muro de las lamentaciones, símbolo de la fe hebrea el Hakotel Hama`arabi es un fragmento del Muro del lado occidental de la explanada del Templo. Es considerado también como símbolo de la reconquista de la ciudad y de la reunificación del Estado hebreo.





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